Este perro de origen húngaro, es uno de los pocos galgos que todavía se utilizan para la caza -precisamente en la de la liebre- y también el único, tal vez, que carece prácticamente de olfato. Sin embargo, suple magníficamente esta falta con su excepcional velocidad que le permite capturar liebres a la carrera. También es un buen perro de guardería que se adapta perfectamente a la vida de la casa siempre que pueda disponer de un espacio suficientemente amplio, y tenga la posibilidad de realizar largos paseos.